miércoles, 3 de diciembre de 2008

¿Quién fué el Pintor Pedro Flores?

Acho, de camino pal Carmen a echar una pachanguilla con el nono, lombas, edu, lico and company he pasado por la rotonda de Ronda Sur que cruza con la Avda. Miguel Induráin (acho, la del cruce del mediamarkt) y he tirado pa la izquierda (por el centro de salud). Cuando he aparcado, levanto la mirada, y veo el cartelico de la calle, acho, Pintor Pedro Flores, mira que he pasado veces por ahí y mira que he oído veces el nombre, pero me he preguntado: ¿Pedro Flores? ¿Quién coño fué el tal Pedro Flores? así que me he puesto manos a la obra e investigando que es gerundio.

El 5 de febrero de 1897 en la calle de Bodegones de Murcia nacía Pedro Flores García.

Realizó sus estudios en el Colegio de los Hermanos Maristas y con los Jesuitas. Con tan solo 10 años entró de aprendiz en el taller de pintura decorativa de J. M. Medina, con el que decoraría el Teatro Circo Villar y los cafés Moderno y El Sol.

Fue durante estos años cuando conoció a Luis Garay, que trabajaba como dependiente del establecimiento de ultramarinos de don Juan Antonio Garrigós, situado en la calle Trapería. Con él intercambió ideas sobre pintura.
Frecuentemente Garay entretenía a Pedro Flores, ofreciéndole galletas, para poder alargar esas charlas sobre arte y en ocasiones el maestro Medina, cansado de esperar, tenía que ir a buscar a Pedro a la tienda.
Con sus compañeros de generación: Joaquín, Clemente Cantos, Victorio Nicolás y Luis Garay coincidió en 1908 cuando decidió asistir a clases en la Academia de Bellas Artes de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.
Tras el cierre del taller de J. M. Medina, se dedicó junto con Garay y Victorio Nicolás a realizar litografías en la empresa de don José Alemán. En estos mismos años abandona la Sociedad Económica y comienza a recibir clases, en el Círculo de Bellas Artes, de los principales pintores de la época: Sánchez Picazo, Atiénzar Sala o Alejandro Séiquer entre otros.
Aunque Pedro Flores es más conocido por su faceta de pintor, también se dedicó al retoque fotográfico con Luis Garay, aunque en horario de mañana, porque la tarde la dedicaba a pintar.
A partir de la década de los años 20 comienza su etapa más activa, ya que participa en numerosos concursos y exposiciones colectivas. En 1927 obtiene un gran éxito de crítica en la exposición colectiva que realiza con Ramon Gaya y Garay en la Galería Dalmau de Barcelona.
Desde 1928 hasta 1933 reside en París gracias a una beca concedida por la Diputación Provincial para completar su formación artística.
Las influencias vanguardistas (Cubismo, Fauvismo y Expresionismo) que recibe durante su estancia en la capital francesa, quedan latentes en su pintura: uso de la geometría de las formas, sentido del orden y de la composición, así como el interés por el color intenso.
Cuando regresa de Francia su primer destino es Madrid, donde realiza diversas exposiciones. Su obra aparece expuesta en la Sala de Honor del Salón de Otoño de Madrid junto a reconocidos artistas: Picasso y Solana. Más tarde se traslada a Barcelona, donde trabaja hasta 1939 como profesor de Dibujo del Instituto Balmes.
Al final de la Guerra Civil tuvo que exiliarse en París por motivos políticos, donde formó parte, con Pablo Picasso, Ginés Parra, Francisco Bores y Antonio Clavé entre otros, de la Escuela Española de París.
En su estudio de Montparnasse comienza su etapa de madurez, marcada por una incesante creación de obras de gran variedad: ilustración de publicaciones, cartones de tapicería para la manufactura de los Gobelinos y para Ascher de Londres, escenografías para el Teatro Nacional del Parque en Bruselas y para la Ópera Cómica de París, además de numerosos óleos, técnica de la que nunca se separó totalmente.
En 1962 regresa a su tierra Murcia para realizar la decoración de la cúpula del Santuario de la Fuensanta. En ella alude al tradicionalismo murciano, a sus raíces.
Años más tarde regresa a París, donde permanece hasta su muerte en 1967.
Por otro lado, buscando y buscando he encontrado una página de arte de Madrid que vende a nivel internacional en la que también hacían mención especial a Pedro Flores.
Considerado como uno de los grandes pintores de la Escuela de París, Pedro Flores inicia sus estudios pictóricos en la Real Sociedad Económica de Amigos del País y en el Círculo de Bellas Artes. Muy pronto, establece contacto con los pintores Garay y Ramón Gaya y el escultor José Planes y comienzan sus primeras exposiciones individuales. Su primera etapa está teñida por los aspectos de la pintura naturalista que, poco a poco, va olvidando para adentrarse en los ecos del post-cubismo y el neoclasicismo picassiano.
En 1928, gracias a una beca de la Diputación, viaja a París donde se establece hasta 1933. Allí junto a sus amigos Garay y Gaya realiza una exposición en la famosa Galerie des Quatre Chemins. Dos años más tarde, las Galerías Dalmau acogen una muestra individual cuyo catálogo está prologado por el crítico de arte Sebastià Gasch. El trienio, 1933 -1936, lo pasa impartiendo clases en el Instituto Balmes de Barcelona. Forma parte de la Sociedad de Artistas Ibéricos en sus exposiciones de Copenhague (1932), Berlín (1932) y París (1936). En 1937 es uno de los participantes del Pabellón de la República en la Exposición Internacional de París. Tras ésta, vuelve a instalarse en París.
Su pintura cambia por completo, tanto en temática como en composición. De vital importancia para Pedro Flores es la utilización de los tonos oscuros, sobre todo, el negro que le acercan a la pintura de Goya o Solana. Para la crítica francesa y en especial Jean Cassou dijo del pintor: "Pedro Flores es a la pintura moderna española, lo que es a la poesía moderna española, Federico García Lorca". Desaparece el aspecto optimista y alegre de otras composiciones dando paso a melancólicos paisajes portuarios o a lánguidas bailarinas.
Su obra está representada en las colecciones más importantes europeas y americanas como el Museo de Arte Moderno de París o en el Museo de Bellas Artes de Puerto Rico.
Acho, ¿se parecía a Paco Rabal o es cosa mía?

martes, 2 de diciembre de 2008

Un tour por las suecias

Menudos cinco días que nos hemos pasado mi querida María y un menda por Suecia. Acho, mientras que llegamos y salimos se pasó la semana. Os pongo en situación.
El pasado miércoles (26 de Noviembre) salimos pa el aeropuerto de Alicante para coger un vuelo a Suecia para ver a mi hermanica que está allí estudiando. Entre factura y tomate un cafelico pa esperar, se llenó la puerta de embarque de guiris pa quitarnos el sitio en el avión. Cómo estos de Ryanair no tienen escrúpulos, pues me sentaron a mi y a la parienta cada uno en una puntica del avión (menos mal que María hacía el animo y se levantaba de vez en cuando pa hacerme compañía, aunque fuera de pie). A mitad de camino, parece ser que a una guiri le dió un paparajote, acho, que le entraron los calores de la muerte y por poco no se desmaya allí. De repente, se ponen a decirnos por radio que estaban pensando en hacer una parada en un aeropuerto de Alemania para que se pudiera atender a la guiri; ufff, menos mal que en cuanto le pusieron la mascarilla de oxigeno la guiri volvió en sí y pudimos llegar de un tirón al aeropuerto de Goteborg (si tardamos mas en llegar, al que le tienen que poner la mascarilla es a mi porque no veas el agobio que coje uno a 10.000 metros de altura con una guiri vieja loca dandole espasmos, acho, que parecia que la habían matado).
Con las maletas ya en la mano, bueno, en las manos, porque pesaban entre todas así como 40 kilos, me dispongo a leer el plano que me había preparado mi hermanica. Cuándo lo abro, nos encuentramos que nos había imprimido un plano de Goteborg del Google maps con circulicos de colores y las distintas calles por las que teníamos que echar, acho, parecíamos el Alfredo Landa y señora en "Vente a Alemania, pepe". Viva la era de los GPS, con dos cojones y un palito, en medio de Goteborg con un plano del Google Maps.
En cuánto dedujimos a donde debíamos dirigirnos, echamos a andar, lo primero, había que salir para fuera del aeropuerto y coger un autobus que había a la derecha de la puerta de salida, acho, menos mal que el aeropuerto era pequeño, que si no seguro que nos montamos en el primero que pillamos y salimos zumbando pa Finlandia.
En cuanto nos montamos en el autobus, nos dió por quitarnos la ropa de abrigo (porque en Suecia, en todos los recintos cerrados se crea un pequeño microclima que ronda desde los 25 a los 35 º C, no veas como ponen la calefacción los muy jodidos, claro, como no la pagan...) y en 15 minutos llegamos a la estación de tren (que también es la de autobuses) de Goteborg. Acto seguido, ponte ropa porque en la calle estabamos a 2 ºC y coge las tumbas que llevas por maletas.
Acto seguido, medio sudando, medio tiritando, medio cagado en los calzoncillos por la situación en la que nos encontrabamos pasamos al punto 2 del plano que me mandó mi hermanica: "coger un tranvía que hay justo enfrente de la puerta de la estación de autobuses (la estación tenía tres puertas) dirección nosequeGATE (allí todas las calles acaban en gate)".
Al encontrarme en esa situación, sabiendo que tenía que coger un tranvía línea 1, 3 o 6 (eso me dijo mi hermanica) dirección nosequeGATE, y ver que todos los cartelicos estaban en sueco, acho, que me entraó la giñeta, me puse más nervioso que el mismo copón, parecía un mono al que le acababan de meter un supositorio de coca-cola.
Menos mal que tras dar un par de vueltecicas vi el cartelico del tranvía y a los dos minuticos lo cogimos. En ese mismo punto del dichoso plano, mi hermana me añadía un comentario: "no pagues el tranvía, allí nadie lo hace".
Acho, nos metemos en el tranvía, y en plan guagüi vamos a que nos paseen sin pagar ni un pavo, así que la siguiente incognita era ver en que parada nos paramos, la respuesta era fácil: nosequeGATE.
Cuando llegamos a la puta nosequeGATE, quedaba la recta final, encontrar el hotel, eran ya las 10 y pico de la noche, en Goteborg, ni un alma por la calle y después de preguntar a tó sueco que nos encontrabamos, damos con susodicho hotel, resultando que lo teníamos a 100 metros de donde nos dejó el tranvía. Así que respiramos y pa dentro.
Una vez hospedados, en una habitación con 4 camas de 0,50 de anchas (acho, como los suecos estan tó secos, tocaba dormir de lado) y sin cuarto de baño. Resulta, que dicho hotel no es en si un hotel, sino un albergue para turistas y solo había un cuarto de baño pa todo quisqui. Acho, pa cagar tenia que salir de la habitación y meterme en el aseo que estaba en el pasillo.
Una vez ya medio centrados, nos disponemos al día siguiente a coger otro tranvía de extranjis y dirigirnos a la estacion de tren en la que nos estaba esperando mi hermanica. Una vez la vimos, tuve la sensación de que me había quitado 30 kilos de encima (aparte de porque habíamos dejado las maletas en una consigna en la estación) porque la vi que estaba de puta madre y porque con ella ya podíamos movernos por las suecias de otra manera. Ese día vimos Goteborg, acho, que pedazo de ciudad, vimos el puerto de la ciudad, la opera de Goteborg, el estadio de la ciudad (pedazo de estadio guapo), la lonja del pescado y paseamos por las calles centricas que recordaban un poco a Pipi Landstrum. Acho, ciudad guapa.
Sobre las 7 de la tarde, fuimos a coger el tren que nos llevaría a Lund, donde nos hospedaríamos en la residencia de mi hermana, y cuando vamos a coger las maletas de la consigna, copón!!, la llave no funciona. Mi hermana habla con la que estaba en las consignas y acho, nos dice que para que la abra tenemos que pagarle 23 pelotes. Achoooo, que mala virgen se me puso, si llego a tener 2 horas me gasto los 23 eurazos en una caja de herramientas y le dejo la consigna en pelotas.
En fin, pagamos religiosamente y salimos zumbando pa Lund. Al día siguiente, nos fuimos (de nuevo en tren) a Malmo. Acho, parecía una pequeña Venecia en Suecia, pero con un frío de cojones. Allí vimos la Torre Torcida de Calatrava, que ponía el puntico Spanish. En fin, Malmo es como la Benidorm de los suecos, por lo que mucho turismo por allí la verdad es que no hicimos.
Por la tarde, volvimos a Lund, la ciudad donde reside mi hermanica y la verdad es que esta ciudad si que esta de puta madre. Una ciudad antigua, vimos la iglesia negra, la roja, los edificios antiguos de la ciudad que parece que estas en medio de una pelicula de Harry Potter, las calles petonales del centro, todas empedradas al estilo pelicula antigua, la gente con sus bicicletas (la mitad de la población son estudiantes y hay cuatro coches contados)... Una ciudad para recordar.
Al día siguiente, volvimos a coger el tren, y camino pa Copenhague (Dinamarca). Que frío de cojones pasamos, y terminamos empapados. Acho, no paró de llover en todo el día, pero ni un minuto, así que, resignados, a visitar la ciudad, que aunque lloviendo, es pa verla. Vimos la dichosa Sirenita de Copenhague, el puerto, la opera de la ciudad, la catedral, la casa real, e incluso vimos un cambio de turno de los guardias de la casa real, que es pa verlo. Acho, estan los pavos to el día en plan soldadito de plomo sin moverse ni un pelo, ya puedes hacerle mil perrerías que no se mueven...y con la que estaba cayendo.
Por la noche, cenamos en la residencia de Lund, junto con un compañero de residencia de mi hermana que nos invitó a una bebida típica de allí que se bebe en navidad. Joder macho, la susodicha bebida alcoholica la calientan en un cazo pa que te la tomes....ufff, no veas como entra, parece que te has tomado 12 sales de frutas y 4 almax de golpe.
Al día siguiente, tocaba recoger las maletas y salir zumbando pa Murcia. Así que hicimos el mismo caótico viaje que cuando fuímos pero de vuelta, por lo que se nos hizo más largo. Una vez que estabamos esperando el avión nos tropezamos con una pareja jienense de lo más simpatica que nos hizo el viaje de vuelta más ameno. Acho, buena gente esta pareja.
Sobre las 12 de la noche llegamos a Alicante, y a las 1 en la casa de uno, que estaba ya un poquico cansado de tanto recorrer las suecias, aunque todo sea dicho, mereció la pena.

¿Quién fué Jose Crespo?


Seguro que alguno de vosotros, quién más quién menos, habrá paseado por alguna calle de Murcia y habrá leído: "Calle Funalico de tal".
Seguro que ninguno de vosotros le habréis dado importancia al asunto, es más, quizás a alguno de vosotros ni siquiera le importe quién sea susodicho fulanico, pero, a un servidor, murcianico a más no poder, siempre le ha picado el gusanillo por saber algo más de su ciudad, de su región, y por algo hay que empezar.
Así pues, he pensado en descubrir quienes son esos murcianos (seguro que algunos más ilustres que otros) que inundan los nombres de nuestras calles.
El primer personaje por el que me he declinado ha sido el del Actor José Crespo. La calle dedicada a dicho actor (Calle Actor José Crespo) se encuentra entre la Calle del Cuartel de Artillería y la Calle Conde de Floridablanca en el Barrio del Carmen.
Un servidor pasa todas las semanas por dicha calle, y nunca antés me había preguntado quién era susodicho actor, pues bien, D. José Crespo fue uno de los primeros actores españoles (por no decir el primero) en salir a buscarse las habichuelas a la Meca del Cine (Hollywood). A continuación os dejo una breve cita que resume su biografía sacada del periódico El País.
Le llamaron el Valentino español. El actor José Crespo Férez, nacido en Murcia el 7 de noviembre de 1900, vio cumplido uno de sus deseos: morir en su ciudad y despedirse de los amigos en su teatro, el Romea.
Crespo, que falleció el 19 de marzo de 1997, día de su onomástica, empezó su carrera en el teatro y debutó en el cine [con la película Mancha que limpia (1924)], con Aurora Redondo.
Dos años después inició el asalto a la meca del cine como un nuevo galán latino. Llegó a Hollywood en 1928. Allí hizo amistad con Chaplin. Su primera cinta estadounidense fue La venganza, de E. Carewe.
Con la desaparición del cine mudo, se especializó (1930-35) en las versiones en castellano de películas de la Fox y de la M. G. M. En 1936 se instaló en México y después, tras una breve estancia en España, volvió a Estados Unidos (1964) para dirigir el Teatro Español de Nueva York.
Su última película fue Un millón de dólares fuera de impuestos (1980), con José Luis López Vázquez.
José Crespo vivió, en los últimos años de su vida en una residencia frente a el Mar Menor, rodeado de sus recuerdos. En 1996 la Academia Hispana reconoció su carrera con la Medalla de Oro del Centenario del Cine Español.-
Fuente: El País